domingo, 22 de diciembre de 2013

Mike Masse cena pizza los lunes

(esta vez, pinche. Es imprescindible para lo que sigue)

Salt Lake City, Utah
En Cheyenne, el reencuentro con una vieja conocida, la I-80, nos lleva a Salt Lake City, Utah. La capital de Utah, el estado de los mormones. Todos, por lo tanto, tenemos suficientes ideas preconcebidas sobre lo que debe ser vivir en Salt Lake City.  Por si fuera poco, tenemos Estudio en escarlata, el primer relato de Sherlock Holmes.

Cuando llegué a la Universidad, lo primero que aprendí es que los de Industriales íbamos al London. En aquella época, el campus estaba en un barrio céntrico, y todo el perímetro estaba rodeado de autoescuelas, locales de fotocopias y bares. Y el de los industriales era el London. La idea, obviamente, se repite en todas partes, y hacia 1980, a alguien en Salt Lake City se le ocurrió abrir una pizzería a la salida del campus de allí. Conociendo Salt Lake City y su oferta de ocio, el éxito estaba asegurado.
Mike Masse no estudió en la Universidad de Utah, sino en la ultramormona Brigham Young University, pero se estableció como abogado defensor en Salt Lake City. Y un día entró en The Pie Pizzeria. The Pie, además de un público estudiantil, tiene lo que tantos y tantos locales a lo largo y ancho de los States: quien quiera puede tocar, y en varios de los artículos de este viaje les he incluído vídeos de piezas tocadas en estos sitios. Claro que lo mejor es cuando el personaje o el grupo que se lanza controla: les aseguro que he asistido a auténticos conciertos, y algunos de ellos se han convertido en discos, primero, y mitos después. El Kingston Mines, de Chicago, por ejemplo, es un templo del blues y del jazz, y citarlo da una pátina de autoridad al sabihondo que lo cita en su artículo; yo, por supuesto, entré buscando una cerveza, y eso me sirvieron. Los recitales eran por añadidura.
El primer lunes de cada mes, de 7 a 10, Mike Masse toca en The Pie, y si usted está en Salt Lake City (aunque no alcanzo a comprender porqué), usted no puede dejar de ir a The Pie a escucharle. Probablemente, Masse estará acompañado unicamente por un bajo, Jeff Hall. Lo que es llamativo, porque Masse es un abogado defensor y Hall es... fiscal. Pero lo cortés no quita lo valiente; eran compañeros en la facultad en BYU. 


Por si, llegados a este punto, se les ha acabado la pieza que les he sugerido al principio, sigan con ésta: http://www.youtube.com/watch?v=MLrC7e3vSv8. Por ejemplo.

Masse obtuvo una cierta popularidad cuando a su hijo Noah, de un año de edad, se le detectó un extraño y agresivo tumor cancerígeno en el cerebro. Mike, desesperado, hizo un vídeo con la canción de los Beatles Let it Be, y el vídeo se convirtió en un fenómeno viral, con millones de visitas. En el vídeo, Masse explica lo que pasa, y pide a quien quiera colaborar que hagan una donación al hospital que en intenta curar a Noah. Aunque uno no sepa inglés, en seguida notará que algo especial pasa: http://www.youtube.com/watch?v=-YAu-sGIpwQ.
Dejando aparte esta desgarradora historia, uno no puede menos que preguntarse el porqué de esta disposición a tocar en público y a dejar tocar. Posiblemente, algo de esa virtud tan americana de intentar hacer, aunque se falle, y ésa otra, también muy americana, de no criticar ni reírse del que lo intenta y no le sale bien, creo yo, que estará detrás de todo esto. Si fuera en España, como al primer tapón, zurrapa (que me dijeron de niño), todo el público se reiría y le diría al principiante que mejor se dedique a otra cosa. Y como el principiante español es en realidad un hidalgo encubierto, su honra no le permitiría arriesgarse a un segundo fracaso y no volvería a intentarlo. Aunque en realidad es esa misma "honra" la que le impide hacer el primer intento: ¿y si no lo bordase? No lo soportaría.
Al respecto, me gustaría evocar una escena, que en su momento me llamó mucho la atención, de El ala oeste de la Casa Blanca, la serie sobre unos asesores del presidente de los EE.UU. Resulta que, en cierta ocasión, el asesor de política nacional se pierde por ahí (algún lugar entre Indiana e Iowa), y llama a otro de los asesores, Sam Seaborn, y le pide que le sustituya. ¿Qué tengo que hacer?, le pregunta Sam a Josh. Básicamente, estar en el Despacho Oval, asistir a las reuniones que tenga el presidente y si éste le pide su opinión, dársela. Voluntarioso, Sam se dispone a hacer de Josh... y recibe continuos tirones de orejas, aquello no es tan fácil como suena. Al acabar el día, Sam cuenta que le ha ido bastante mal, que ha recibido por todos lados, pero, termina, ha conseguido meter algunos golpes buenos, y por eso está seguro de que al día siguiente lo va a hacer mejor. Ése es el espíritu. El espíritu que nosotros no tenemos, también.

Pero estábamos con Mike Masse. 


Me encanta este tío. Me encanta sus vídos desde The Pie, el olor a cerveza y salsa picante que destilan, lo americano que es. Mormón, vale, pero americano. Quizá es que, en el fondo, a mí también me encantaría tocar de vez en cuando en un bar (¿a quién no?), o simplemente que me encantaría que esta americana costumbre también estuviera aquí. Pero también me encanta el detalle, en sus conciertos, de "el sombrero" al lado, con un cartel que diga que si dejas 5 dólares (o diez, o quince, según el año), puedes llevarte un CD (vean el cartel en la foto de arriba). O que en su web puedas comprar las canciones y el pack de 80 canciones (en el formato que se prefiera) vale "lo que se quiera.


Lleva veinte años tocando en The Pie, como simple esparcimiento aficionado. Sólo por las propinas y, claro, la pizza que quiera. Y ahora  mucha gente viaja a Salt Lake City por la pizza. En primer lunes de cada mes, eso sí.


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