domingo, 11 de diciembre de 2011

De aquí a diez años

Hace diez años, a finales de 2001, tuve que hacer un curso sobre Microsoft Project, un programa para el control de proyectos. La verdad es que el programa era (y seguramente sigue siendo) igual al Superproject que utilizaba en 1988, sólo que con ratón, fondo blanco y colores (en 1988 mi pantalla era de fósforo verde), y siendo Microsoft. Vamos, que apenas aprendí gran cosa que no supiera. Y, sin embargo entonces me enseñaron mi futuro.

Y es que el profesor explicó, y puso gran interés en ello, que existía un buscador en Internet que era la megapera, y que obtenía resultados inimaginables, que buscaba y encontraba allá donde nosotros ni pensábamos. Sí, era Google. Diez años después, el Internet pre-google nos parece ridículo.

No recuerdo bien cuándo empecé yo a usar Internet. Primero empleaba la transferencia de ficheros vía modem, a pedal. De ordenador a ordenador. Eso debió ser hacia 1995, quizá 1994. Luego conocí Infovía, que llamando al 055 y pagando un fijo al mes más un plus según las horas de uso que contratábamos, nos permitía las conexiones sin emplear la tarifa de conferencias. Yo creo que fue en 1996. Sé que me instalé Internet con Windows 3.1, el programa iba en diskettes,... 

Internet era entonces un poco diferente a como es ahora. En primer lugar, no había muchas direcciones. Las empresas empezaban a entender que debían tener presencia, pero sólo las grandes, y se limitaban a poco más que crear folletos electrónicos. En ese sentido, la mayoría de las páginas webs eran mera publicidad.

Para acceder a la información que entonces tenía interés, había que acceder a los servidores de las universidades americanas; esto se hacía vía FTP, no por la web. Uno entraba en la dirección principal de un servidor e iba curioseando por los directorios hasta encontrar los juegos, los manuales de programación, o lo que quiera que se buscase. Y saber estas direcciones tampoco era fácil; de hecho, el períodico que yo compraba publicaba un suplemento de "páginas amarillas", direcciones de internet, 20 ó 30 direcciones.

También tenía correo electrónico, pero poca gente con la que "cartearme". Por no hablar de la velocidad, la ausencia de contenidos (comparada con la oferta actual) y, en realidad, que no se podían hacer muchas cosas con un ordenador entonces.

Luego apareció Geocities, que permitía tener páginas personales, Netscape y Yahoo, que era un buscador. De entonces. Uno entraba en la página de Yahoo y aparecían categorías, como en las grandes librerías. Por ejemplo, geografía, ciencia, comunicaciones,... Y uno iba "navegando" entre categorías y subcategorías" hasta que el buscador daba las direcciones de páginas que podían interesar. Y si, por ejemplo, uno buscaba una página X, una vez localizada podía volver al salón y terminar de ver la película mientras se cargaban las fotografías...

Ha pasado el tiempo, y ahora en mi casa hay tres ordenadores full-time y la televisión se ve en la pantalla de los ordenadores, completamente a la carta. Uno decide que quiere ver tal serie, y la ve. No importa lo que emitan las cadenas en ese momento, se ve lo que se quiere y en la habitación en la que se quiere, que para eso los ordenadores son portátiles. La música se adquiere (o no) por internet, y el CD es más un zarrio que ocupa espacio. Total, el reproductor donde se oirá no lee CDs... Y, al menos en mi casa, los libros se han tirado por kilos mientras que mi biblioteca se ha multiplicado por cien. Donde esté un lector electrónico, que se quite el papel. Y así podríamos comparar la vida de hace diez años con la de ahora. Pero eso es para economistas. Los ingenieros comparamos con la vida de dentro de diez años.

En primer lugar, tengo que avisar que casi todos los campos que cambiarán de aquí a 2021 son áreas donde los ingenieros tienen manga ancha. En todo lo demás, básicamente la vida seguirá siendo como hasta ahora. Los políticos seguirán siendo endogámicos y corruptos, los escritores y artistas seguirán como hasta ahora y tener que necesitar un abogado seguirá siendo lo peor que pueda pasarte. Los periodistas seguirán trabajando más o menos igual, y la universidad seguirá con la misma mentalidad de siempre. Pero en aquellos aspectos de la vida cotidiana en los que nos dejen meter la mano, ¡hola, siglo XXI!

En 2021 un CD, un DVD y cualquier otro soporte similar será tan tecnológico como un disco de baquelita. Todo reproductor, soporte de almacenamiento o similar que necesite un motor que gire estará en la basura. La mecánica estará reducida a lo mínimo, y la información se guardará en las tarjetas de memoria. Que, huelga decirlo, tendrán una capacidad y una velocidad de acceso monstruosa. Videotecas, discotecas y bibliotecas se guardarán en una caja de cerillas. Como en las cámaras de fotos o en los consolas portátiles de juegos.

Los ordenadores tendrán un disco duro simbólico. Todo el mundo almacenará todo siempre en "internet"; total, para usar esa información empleará programas de internet, con lo que ya que el acceso lo necesitará de todas todas... Obviamente, el acceso a internet será no sólo constante y eficaz como encender la luz en una habitación, sino tan presente, cotidiano e ignorado como la electricidad.

Que, a propósito de la luz eléctrica, me gustaría que para entonces ya fuera una realidad que, al entrar en una casa, te prendieras un chip que te acompañara y se encargara de encender y apagar las luces en cada habitación. Pero me temo que eso tendrá que ser para el 2031, más bien.

Las casas estarán más informatizadas. ¿Más aún? Sí. La conexión wi-fi estará en todos lados, y prácticamente todo electrodoméstico tendrá conexión a internet, siquiera con la excusa de las actualizaciones: el robot de limpieza se conectará para optimizar sus programas de barrido, las termomix, los microondas y los hornos se programarán para recetas que se seleccionen,... y todo será sin apenas interacción del usuario. Ya que todo lo que se compra viene con un código de barras - las cajas de los supermercados los leen para cobrarlos-, con lo que despensas y alacenas mantendrán el inventario casi automático: al llegar con la compra se pasa el artículo por un lector en casa, y listos. Así, a la hora de comprar se imprimirá la lista básica deseada, por ejemplo. Sentarse en una mesa a escribir una lista en papel nos parecerá de trogloditas.

¿Que no? El reloj del salón de mi casa se pone en hora siempre vía internet. Hasta el cambio de hora en marzo y octubre. De hecho, yo no puedo cambiar la hora que marca. Y, en mi opinión, siempre me da la hora correcta. Los demás relojes que tengo son más estéticos que otra cosa. ¡Ah, tengo ganas de que mi despertador también sea con internet y me despreocupe de él!

Ya que el libro electrónico habrá expulsado en todos los hogares al libro en papel, en las escuelas se impondrán los libros de texto virtuales. El alumno accederá a ellos por internet, esté donde esté, y los ejercicios también los hará por internet. Que será un contenido de pago, claro, que para eso las editoriales son lo que son y los padres en las escuelas pagamos todo lo que nos digan. Por supuesto, todas las casas tendrán webcams en diversos sitios y los estudiantes harán los trabajos "juntos" con telepresencia. Los adolescentes pasarán horas en sus habitaciones "haciendo trabajos"...

Los ingenieros de estructuras también notaremos el paso del tiempo. El papel desaparecerá de los despachos, y no se nos ocurrirá entregar un proyecto en papel. El modelo Revit se impondrá como estándar de trabajo: dibujaremos los planos en 3-D, el mismo programa de dibujo chequeará que esté bien calculado, nos avisará de lo que no lo esté y los cambios que hagamos se actualizarán automáticamente.  Calcular, lo que se dice calcular, ya no calcularemos. El ordenador calculará. Luego, pasaremos el modelo 3-D al constructor y sus programas harán los despieces necesarios, la lista de materiales y el pedido de lo necesario. Adiós a los delineantes, a las fotocopiadoras de planos y todo eso. Los dinosaurios como yo nos dedicaremos a los resquicios del sistema: básicamente, las rehabilitaciones y reformas de lo que no fuera proyectado con este método. Y que conste que me encanta el Revit: dentro de diez años no entenderemos porqué no nos subimos a ese carro en 2011.

Con la desaparición de los delineantes y la propagación de las webcams, el teletrabajo entre los ingenieros estará  muy extendido. Será un cambio lento, porque cada ingeniería cambiará cuando lo empiece a hacer su rival, pero en diez años ya será la práctica más frecuente.

Y así en todos los ámbitos donde podamos meter la cabeza. Por ejemplo, en Medicina el cáncer estará curado. Más o menos, claro. Gracias a los avances científicos logrados por los médicos e investigadores, los ingenieros habrán diseñado aparatos que permitan la detección precoz de casi todos los cánceres conocidos hasta entonces, y tratamientos eficaces se podrán aplicar en el momento justo.

Y, como siempre, los cerrajeros nos cobrarán una fortuna por abrirnos las puertas si nos olvidamos las llaves dentro. Aunque lo harán por transferencia bancaria al instante vía wifi, claro.

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